Pulimento

El pulido se aplica en solerías de mármol o terrazo, desgastadas por haber sido sometido a productos de limpieza inadecuados (lejía, aguafuerte, productos ácidos) porque tenga resaltes, agujeros, manchas de óxido, trabajos de obra como retirada de tabiques, o el desgaste debido al paso de los años.

El trabajo de pulimentación consiste en rebajar la solería capa por capa hasta que se encuentra una capa en buen estado. Se iguala en toda la superficie para que quede homogénea. Se utilizan piedras de 80-180-220 y en caso necesario se termina con piedra de polibrillo o corcho.

Al pulimentar se suele quedar un par de centímetros de rodapie sin pulir ya que las máquinas pulimentadoras tienen incorporado un protector para no deteriorar los rodapiés o las puertas.

Ese trabajo se remata con una máquina amoladora que, utilizando las mismas lijas del pulimento (80-180-220) permite realizar un trabajo de pulimentación con un acabado perfecto.

También pulimentamos garajes o talleres mecánicos con suelos de hormigón, para lo cual utilizamos piedras de 60, especiales para este tipo de suelos. Suele utilizarse para reparar pequeños desperfectos o en aquellos locales que quieran tratar posteriormente con pintura epoxi.

Abrillantado

Hay tres tipos de abrillantado:

Se utiliza una aplicación de sal para limpiar el suelo y limpiar los poros, de cristalizadores y vitrificadores o de ceras no resbaladizas.
Suelos que sin estar en perfecto estado no tienen importantes desperfectos, tan solo el deterioro ocasionado por el paso de los años. Para estos casos se aplica el cristalizado de suelos con cristalizadores y vitrificadores y cera no resbaladiza.
En estos casos se aplica un decapante alcalino con la abrillantadora. Según esté el suelo se utiliza un disco negro, marrón, rojo o blanco para su posterior decapado, y una vez limpio se friega y se elimina la suciedad. Después se aplica el cristalizado y la cera no resbaladiza.